Misión Permanente en Paraguay: Evangelizar la Familia- AÑO DE LA FE

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Parroquia San Pedro y San Pablo --- "Misión Permanente en Paraguay: Evangelizar la Familia" --- Tel: (021) 334 - 595

viernes, 5 de octubre de 2012

Viernes de la Vigesimosexta Semana 5 de octubre


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 13-16


¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.

Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a Aquél que me envió.

Palabra del Señor!!!

Meditación

Este texto forma parte de la conclusión del mensaje del envío de los setenta y dos discípulos. El Señor llama a la conversión y luego pide escucharlo y seguirlo. La escucha activa del discípulo es la obediencia fiel que le debe a su Maestro. En guaraní decimos “iñe'ërendu”, es obediente, cuando la persona cumple con lo que escuchó. Estos son los pueblos que no han aceptado a los misioneros, en quienes Jesús se identifica. El juicio es más benigno para quienes no han escuchado la Palabra porque no conocen a Dios ya que nadie les ha predicado que para quienes la escuchan y la rechazan.

Jesús envía a los suyos, a quienes les encomienda un tesoro para extenderlo a todas las gentes de la tierra. Sabemos que Él se identifica en los pequeños, pero también en quienes propagan su mensaje, su Palabra al mundo, aquellos enviados a misionar en el mundo para que los pequeños entiendan el verdadero valor de su vida. Además, este texto puede representar la tragedia para el pueblo de Israel y para quienes se sienten escogidos, y sin embargo rechazan la llegada de la Salvación en Jesús, el Mesías, el Señor. Vale la pena arriesgarse a expandir el reino, así como la luz o el bien deben ser
compartidos.

Gracias Señor por aceptar tu Palabra de vida, por acoger a tus enviados en nuestra vida personal, familiar y comunitaria. Que tu Espíritu nos unja y ayude a discernir tu presencia en nuestros hermanos y nunca rechazarte aunque represente arriesgar la propia vida.

Fuente:  El Evangelio en casa Día a Día

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